TRABAJO SOCIAL
Edith Abbott (1876-1957) recibió desde muy niña las influencias de su madre, profesora y sufragista, y de su padre, ambos comprometidos con la justicia y la igualdad social en Estados Unidos. En su adolescencia, las hermanas Abbott participaron en varios movimientos sociales del siglo XX que abogaban por la mejora de las condiciones de vida de las personas pobres o en riesgo de exclusión social.
La formación académica de Abbott se desarrolló plenamente en Chicago. Allí estudió Economía Política, se graduó, impartió clases y en 1924 se colocó al frente de la Escuela de Administración de Servicios Sociales, convirtiéndose en la primera mujer decana de Estados Unidos. Aunque su especialización era la economía y la docencia, los derechos humanos, la lucha por el sufragio femenino y la defensa de los más desfavorecidos marcaron su vida personal y profesional.
Pero sin duda su mayor aportación al trabajo social fue la implementación de los estudios como posgrado en la Universidad de Chicago. Abbott diseñó un plan de estudios para alumnos de todo el país que deseaban formarse en esta profesión que ella no consideraba pionera, sino esencial.