Trabajo Social
Desde muy pequeña, Octavia Hill (1838 – 1912) vio una clara necesidad de cambiar las cosas en su país. En la segunda mitad del siglo XIX, grandes ciudades como Londres crecían a un ritmo exponencial dejando de lado las necesidades de los trabajadores y olvidando a las personas más desfavorecidas. Esta maestra y artista británica no solo dedicó su vida a luchar por el bienestar de la clase obrera, sino que sentó las bases de la vivienda social en uno de los barrios más pobres de la capital: Marylebone.
Allí desarrolló sus primeras acciones como trabajadora social. Su mayor logro fue la puesta en marcha de un programa de viviendas asequibles para los trabajadores. ¿Cómo lo logró? Adquirió grandes propiedades, las reformó y las convirtió en pequeñas casas para las familias del barrio. Además, prestó especial atención a otros aspectos urbanos relacionados con el bienestar: la mejora de los jardines, la creación de zonas de juego infantil o la organización de excursiones. Hill centró su lucha por la vivienda accesible en acciones locales dirigidas a la comunidad.
Otra de sus grandes preocupaciones fue la educación. Hill fue una de las primeras voces en señalar la formación profesional como un elemento clave de la intervención social, con el objetivo de ofrecer a las personas la autonomía necesaria para no caer en la pobreza. Esta pionera abogaba por reforzar la confianza de los desempleados, ofrecerles las herramientas necesarias para instruirse y huir así de la caridad. No era partidaria de las limosnas como solución para aquellos con pocos recursos, porque creaban dependencia. Octavia Hill fue una firme defensora de que una preparación adecuada era la llave para el bienestar social y la autorrealización del individuo.
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